lunes, 20 de febrero de 2012

RAJOY Y LA OVEJA KARATECA


Al despertar esta mañana, todavía somnoliento y confuso, se ha apoderado de mí cierta inquietud: «En una pelea entre Rajoy y una oveja karateca, ¿quién ganaría?» Acaso por deformación profesional, inmediatamente he añadido: «Razona tu respuesta». 

Los insondables pozos del subconsciente no me harán dar con la clave, lo sé. Por tanto, sólo me queda buscar un acomodo para tan exigente pregunta, que no sé a usted, amable lector, pero a mí me impele a darle significado. 

Una primera imagen cercana, un primer cuadro referente, es el de las tortugas ninjas. Aunque para mi sorpresa, al realizar una búsqueda en google, compruebo que la oveja karateca es el nombre de un juego. Vamos, que no andaba yo muy desencaminado. El animal reparte hostias a toda clase de bichos y artefactos que se le acercan. O sea, que la pregunta, en principio, puede ser pertinente. 

Me siento como una oveja karateca frente a Rajoy. Hacemos catas y exhibiciones, pero no más. En una pelea a muerte con Rajoy nuestro destino sería el degüello. Sentirse oveja karateca es oír tu silencio y esperar la modorra más absoluta. La reforma laboral nos hace ovejunos. Nos vuelve serios, taciturnos. Rajoy es otra cosa. A Rajoy le ha vuelto la sonrisa, y yo, con mi cara de oveja karateca, cada vez me río menos. Todo un síntoma. 

Fijo: en una pelea ganaría Rajoy. Y yo aquí, dando patadas.